El sabio uso de las especias

Cocinar suele ser siempre una clara cuestión de decisiones y equilibrios. Uno de los elementos más comunes pero también más delicados son las especias.

El buen uso de ingredientes como la sal, la pimienta, el orégano o la nuez moscada pueden aportar el punto de perfección a un plato o, por el contrario, convertirlo en un desastre. Por eso se deben conocer los mejores trucos para usar especias.

La primera norma a la hora de usar las especias es la delicadeza. Al contrario que otros ingredientes, las especias, como la canela o la vainilla, no surten efecto al instante sino que requieren un estado de reposo.

Es común que al probar el plato parezca más dulce de lo habitual si no se ha dejado reposar y mezclar la sal. O que un exceso de especias acabe con el sabor del producto cocinado.

Por ejemplo, en los guisos con curry es fácil pasarse y acabar excediendo el límite. De hecho, uno de los casos más curiosos es el de la soja. El sabor salado de la soja, la sal japonesa, debe ser aplicado con mucho tiento.

La segunda norma es la de conservación. Generalmente no se suele asociar la especia a producto fresco y acaba en un armario o cajón más tiempo del necesario. La pimienta blanca, el clavo, la nuez moscada, el perejil o el laurel suelen secarse si no están bien resguardados.

Para conservar especias se deben usar especieros adecuados y evitar que entren en contacto con el aire. Para trabajar la conservación de las especias es recomendable envolverlas. Si las hierbas y especias son de cosecha se recogen a primera hora del día. Y se debe olvidar que las especias nunca se guardan en lugares calurosos. Busca lugares oscuros y secos como armarios o zonas alejadas del horno.